lunes, octubre 10, 2005

Ubicado

Y una vez más me niego a hacerlo. Ay, cómo me jode hablar de manera tan sincera en mi maldito blog... En fin, me niego a autocompadecerme, o al menos a hacerlo más. Orgullo, puro orgullo. Si alguna vez me prendieran fuego hasta calcinarme estoy seguro de que por puro orgullo un dedito del pie quedaría intacto. No es algo malo, no creais, especialmente si pienso que el orgullo está ineludiblemente unido a el autoestima. El orgullo me ayuda a pensar con frialdad, a darme cuenta de que sólo estoy en ese estado de desamparo un total de una hora a la semana. Que el resto de mi vida es normal, dentro de lo que para mí es normalidad, que no puedo intentar superar todos los baches anímicos a base de centrarme únicamente en lo malo. (Me duele la cabeza pero me la pela). Que no, cojones. Que yo no soy así. Que no soy cromoterápicamente gris ni tengo el aura rara ni ninguna de las chorradas que he tenido que oír a lo largo de mi vida. Que una cosa es cierta, que tengo ganas de abofetearme, pero por gilipollas, por dejarme caer en las trampas de siempre. Que ya me vale.

Y bueno, no sé, mañana igual escribo un cuento. Que hace tiempo que no os martirizo con ficción.

PD.: Os habreis dado cuenta que que el emotigato ha desaparecido. No es cuestion de que finalmente le haya hecho caso a Jorge y su cruzada antifelina (es más, pienso colocar un gato de manera permanente en el blog, ya pensaré cómo): es cuestión de que no quiero confinarme a un estado de ánimo al día. Que como se puede ver en estas dos entradas de hoy soy un poquito más complejo.

Hoy suena a... Out Hud - It's for you



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