martes, agosto 16, 2005

Betsabé

Eras genuíno. Me gustaba el bar al que ibas, tu aire intelectual, que tocaras en un grupo alternativo, que sacaras los acordes de The Times They're A-Changing, que disertaras sobre política con la cabeza inclinada un par de grados hacia el techo, que bebieras cerveza de importación, que leyeras El País y te lo creyeras. Me chiflaba que fumaras petardos sólo para quedar bien, que cultivaras tu look entre canalla y espiritual, que hablaras de masas y sindicación, que tus amigos fueran tan increíbles, que guardaras un rinconcito oscuro que todos idolatrábamos.

Y finalmente me cansé. Me cansé de ese cofre oscuro que sólo guardaba vacío, de tus colegas cocainómanos de fin de semana, de tu aire de sindicalista sin callos en las manos, de tu estudiadísimo aspecto, de tus viajes interiores de realidad virtual, de tu política de butaca de salón y almohada de chill out, de tu madlita guitarra española y de tu maldito aire de superioridad sobre todos los demás.

Ahora bebo cerveza nacional, escucho la música que quiero, sudo cada día para ganarme mi dinero, no he vuelto a comprar un diario y no los echo de menos. Y ahora sí: yo soy genuína.

Hoy me siento...
Hoy suena a... The Killing Joke - Love like blood



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