sábado, enero 08, 2005

Bring me a dream

Me considero una persona medianamente ilustrada. Disfruto de la música, del cine, de la literatura, de la pintura; lo paladeo, considerándolo arte, algo más que entretenimiento. No quiero decir que el puro palomiteo sea malo, todo lo contrario, pero vamos, que generalmente disfruto de obras que me estimulan*. Pero hay un arte que siempre he dejado de lado. Ya no sé si la cultura popular lo llama el octavo o el noveno. Qué más da. Hablo del cómic.



Recientemente, instado por varias personas, comencé a leer comics clásicos. No voy a negar que siempre había tenido curiosidad por las enrevesadas sagas y complicadas historias de los Supermanes, los Lobeznos y los Hombres de Hielo. Y sí, entretenimiento puro y duro. Aunque muchas veces me haya sonrojado por su burdo estilo y otras veces me haya sorprendido encontrar auténticas joyas de pop art. Pero hace unos días todo cambió.

Entra Sandman, de Neil Gaiman.



Yo ya conocía a Gaiman por sus novelas (concretamente esa fantástica Good Omens que escribió a dos manos con el genial Terry Pratchett), y había oído a muchos culturetas llamar a la saga del Príncipe de los Sueños una "obra maestra". Ya, bueno, como las últimas películas de Almodorra (brrr)...

Pero sí, Sandman me ha dejado boquiabierto. Literalmente. He descubierto el cómic como arte y prometo no subestimarlo nunca más. Figuraos que hasta le perdono la imaginería (brr) gótica.



* Estoy tentado de hacer un simil sexual pero mejor lo dejo, que no está el horno para bollos...

Hoy me siento...
Hoy suena a... Nick Drake - River man



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