lunes, enero 10, 2005
Caleidoscopio 2004
Y sí, hice mi resumen anual. Cerré los ojos y giré el caleidoscopio, y ví muchísimas cosas:
Mi primera palabra: "Hola". La euforia al recuperar el habla. Dos ojos grandes y felinos mirándome desde cerca. Un felino de verdad llorando al mirarme. Dos amigos marchitos y doce recuperados. Diez amigos sentados a la orilla del mar bebiendo cerveza y mirando las estrellas. La triunfante inauguración de una redacción. Un beso ebrio y una mirada traicionada. Miedo ante el médico. Miedo de sobredosis. Decenas de noches de fiesta y baile. Mucho arte. Conversaciones entre amigos. Treinta minutos de silencio absoluto. Muchos sitios y muchos sitios entre sitios. Mucha prisa. Mi mejor amigo parando el coche y diciendo que le asusta la velocidad que llevo. Un sofá, un jersey, un cinturón. Pelo rizado cayendo sobre mi cara, ojos entre sombras, susurro, paz. Explosión, comparación, desvarío. Trabajo en negro. El INEM dejándome juguetear un poco con mi vocación frustrada. Mi redescubrimiento como escritor. Una mirada tensa, un puño apretado, una frase cortante. Una niña con la cara pintada de blanco. La Guardia Civil enfocándome con la linterna y pidiéndome el carnet. Una desconocida suplicándome que no me vaya. Cinco locos corriendo en un manantial de montaña. El amor saludándome e invitándome a un café. Juegos de borrachos. Tonteos de amantes. Un puente-grúa respondiendo a mis órdenes. Derrotar a la furia. Un vicio vapuleado enseñando bandera blanca. Un desengaño que no me ha engañado. Mi mano encendiendo el mechero para quemar una servilleta con un número de teléfono apuntado. Una existencia más grande que el ser que existe. Un nombre propio. Un proyecto que avanza. La muerte de la rutina. Y los colegas de la blogosfera, cómo no.
Si pienso en lo mejor y en lo peor de los últimos años, mi mente se va a este que se acaba. Podeis imaginar el resultado del balance.
Hoy me siento...
Hoy suena a... Steriogram - Walkie talkie man
Mi primera palabra: "Hola". La euforia al recuperar el habla. Dos ojos grandes y felinos mirándome desde cerca. Un felino de verdad llorando al mirarme. Dos amigos marchitos y doce recuperados. Diez amigos sentados a la orilla del mar bebiendo cerveza y mirando las estrellas. La triunfante inauguración de una redacción. Un beso ebrio y una mirada traicionada. Miedo ante el médico. Miedo de sobredosis. Decenas de noches de fiesta y baile. Mucho arte. Conversaciones entre amigos. Treinta minutos de silencio absoluto. Muchos sitios y muchos sitios entre sitios. Mucha prisa. Mi mejor amigo parando el coche y diciendo que le asusta la velocidad que llevo. Un sofá, un jersey, un cinturón. Pelo rizado cayendo sobre mi cara, ojos entre sombras, susurro, paz. Explosión, comparación, desvarío. Trabajo en negro. El INEM dejándome juguetear un poco con mi vocación frustrada. Mi redescubrimiento como escritor. Una mirada tensa, un puño apretado, una frase cortante. Una niña con la cara pintada de blanco. La Guardia Civil enfocándome con la linterna y pidiéndome el carnet. Una desconocida suplicándome que no me vaya. Cinco locos corriendo en un manantial de montaña. El amor saludándome e invitándome a un café. Juegos de borrachos. Tonteos de amantes. Un puente-grúa respondiendo a mis órdenes. Derrotar a la furia. Un vicio vapuleado enseñando bandera blanca. Un desengaño que no me ha engañado. Mi mano encendiendo el mechero para quemar una servilleta con un número de teléfono apuntado. Una existencia más grande que el ser que existe. Un nombre propio. Un proyecto que avanza. La muerte de la rutina. Y los colegas de la blogosfera, cómo no.
Si pienso en lo mejor y en lo peor de los últimos años, mi mente se va a este que se acaba. Podeis imaginar el resultado del balance.
Hoy me siento...
Hoy suena a... Steriogram - Walkie talkie man