miércoles, agosto 25, 2004

Mi amigo Frutos

El otro día mi amigo Frutos me contó su vida amorosa. Frutos no tenía amor pero tenía cocaína, y había cambiado a una por otra.

Veía a la dama blanca todos los fines de semana, exactamente igual que solía ver a su chica, e igual que con esta a veces encontraba un ratito suelto entre semana que dedicarle. La farlopa le hacía sentirse exhultante y creerse todopoderoso, e incluso había leído en algún sitio que la reacción que causaba en el cerebro era similar a la del enamoramiento. A diferencia de sus anteriores relaciones amorosas, si Frutos trabajaba duro y tenía el dinero para el par de gramos de cocaina, esta no le fallaba: era una inversión segura. Cuando dejaba la coca durante un tiempo se sentía depresivo, pero se sentía mucho peor cuando estaba junto a alguien y temía perderle. Sabía que la coca le estaba matando lentamente, pero en su familia había un par de casos de crímenes pasionales, así que simplemente me miró con cara escéptica cuando se lo mencioné. Era una amante exigente, pero decía que las había conocido peores. Sabía que iba camino de ser un adicto, pero prefería serlo a volver a sufrir.

Y yo no supe que decirle a Frutos.



Hoy me siento...
Hoy suena a... The Who - My Generation



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