miércoles, noviembre 24, 2004

Crash Course Cinema!



¿Malvado? Quién pudiera ser malvado, amigo mío. Mucho peor que ser villano es ser personaje incidental, extra sin remunerar, figurante del fondo, tercer romano, árbol número dos. No ser héroe, ni antihéroe, ni galán ni truhán: sólo un simple accidente del destino, una nota a pie de página, una anécdota, un "ah, sí", un "ya ni me acordaba". Haber sido concebido por accidente, nacer por error, sobrevivir por casualidad, entrar en tu vida por azar y salir de ella por igual. Sin huella, sin mancha, sin rastro. Ser él o ser ella mi amante, mi padre, mi amigo, mi sol, mi luna, mi enemigo, mi maestro, mi némesis, mi amor, y yo sólo un mero accidente que numerarán y archivarán en base a criterios impersonales. Ni víctima ni esclavo, ni conquistador ni revolucionario: sólo cáctus de cartón o ángel sujetando la pancarta sobre el portal de Belén. No digno de mención ni en el más detallado de los resúmenes. ¿Secundario, dices? Quién pudiera ser secundario.

Pero aún así son los accidentes los que matan a estrellas, y no al revés, hermano mío. La sorpresa viene siempre del lado más impredecible, y no al contrario. Ser un gorrioncillo hijo del caos te da una perspectiva vital que ninguna de esas grandes estatuas de mármol podrán jamás conocer. Porque ellas durante la noche piensan en quién pudiera ser personaje incidental para así finalmente volar libre...

Hoy me siento...
Hoy suena a... Luis Eduardo Aute - Las cuatro y diez



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