viernes, febrero 11, 2005

Maraña

Y allí estaba yo pensando, No sé qué demonios quiere este ahora, pues este al que llamo este era una persona extraña, con una especie de maraña de hilos dentro de su cabeza que terminaba en un nudo en la punta de su lengua, unos hilos que más bien eran como el tendido eléctrico del infierno y que recorrían enanitos hacendosos que se amontonaban al final de su jornada en el final del cabo y que menos tarde que temprano solían desatar el nudo y salir despedidos boca través; Y hete aquí que este lo que quería era contarme algo, y me sentí como iluminado por la luz de Dios, No soy digno de que entres en mi casa, Vete a la mierda, me dijo, cosa que me sorprendió sobremanera pues aunque sus maneras solían ser bruscas jamás conmigo lo habían sido; A ver qué quieres contarme, le pregunté, Pues que me he dado cuenta de que llevo toda la vida intentando subir a una escalera que lleva hasta el cielo y que siempre fallo, me respondio; Dejando de lado que esa es una canción de Led Zeppelin ahora supongo que me dirás por qué, Cómo me conoces, ladrón, Pues hoy mismo no lo hago, mira lo que te digo, Pues para eso te he llamado, Pues termina tu sermón que tengo prisa; Y como él mismo sabía que su súbita verborrea acabaría más o menos a la vez que el subidón de adrenalina matutino me miró a los ojos y me dijo, Porque siempre he intentado encaramarme en mi propia sombra; E imaginando la escena terminó mi confusa conversación con el espejo mientras escupía la pasta de dientes y me decía agitando la cabeza, Venga, que aún vas a llegar tarde al hospital, Que hay días que te crees Saramago y no llegas ni a Misiego.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Doves - Satellites



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