martes, marzo 01, 2005

Espacio de oficina

Miró a través de la persiana veneciana. Entrecerró los ojos y comenzó a contar cubículos en silencio. Esperaba noticias, noticias que podían ser desastrosas. Para la galería deseaba fervientemente que el diablo pasara de largo pero secreta y egoístamente deseaba la tragedia, para que así al menos su vida tuviera algún sentido. Tenía un vaso de plástico vacío en su mano, frágil y liviano. Lo aplastó lentamente, saboreando el momento, y su sonrisa se torció débilmente cuando comprobó que el futil gesto que acababa de realizar no había aliviado su angustia en lo más mínimo. Tendría que romper un vaso más grande...

- ¿Qué cojones mira el Rebolleda?
- ¿Ese? Nada. Nació capullo y morirá capullo...

Hoy me siento...
Hoy suena a... Héroes del Silencio - Mar adentro



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