Viene a ser Biyu

Hollywood es una película en la cual el protagonista, tras haber entrado en una mansión para vengar la brutal violación y el posterior asesinato de su mujer, su hija y su chihuahua, y tras dejar detrás una matanza de siete personas (el primero muerto por sobredosis de plomo en la caja torácica, el segundo por una efectiva llave de artes marciales que colocó su cuello en una postura muy poco ergonómica, el tercero atravesado por el atizador de la chimenea a la altura del cuello, el cuarto con la yugular seccionada por un certero impacto de una espada samurai que andaba por ahí y que ya de paso le cortó la mano de la pistola, el quinto derribado por una bala perdida disparada por la pistola del anterior sicario y que le impactó en el ojo con el consabido derrame de sangre, el sexto apuñalado en ocho partes diferentes de su cuerpo y con la cara carbonizada gracias al ingenioso uso que el héroe hace de un sifón lleno de benceno, y el séptimo partido por la mitad por culpa de un ascensor que cae en caída libre), el protagonista descubre que la mansión va a explotar y salta por la ventana gritando: "¡Oh, cáspita... ¡Maldita sea!".


Esos negros con sus lanzas gritando ula-ula...

Hoy me siento...
Hoy suena a... Interpol - Evil