viernes, septiembre 23, 2005

La duda y la inmadurez

Me quieres, juras, mi amor
Te llamas enamorada
Dices sin mí no ser nada
Y adorar mi dulce favor.

Lamentas el viejo dolor,
Respondes al fin mi llamada
Con voz de estar encantada
De fin de luto y calor.

¿Entonces, por qué, tú, mi pena
Tan fría conmigo aún eres,
Distante como una sirena?

¿Cómo juras que me quieres,
Que esta vez será la buena,
Si, ¡por Dios!, no sé cómo eres?

Soneto amorfo escrito en algún momento de 1998 y recordado gracias a una conversación con mi querida Anna hace unos cinco minutos; lo cuelgo aquí para ignominia pública y recuerdo de la época en la que escribía ripios abominables y llevaba jerseys de cuello alto.


Hoy me siento...
Hoy suena a... Flying Rebollos - En el bar



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