domingo, septiembre 25, 2005
Sábado noche, apuntes del natural
Salgo con sólo dos amigos, Army y Murphy. Se me hace raro.
Pasamos de visita por la zona de marcha de nuestra adolescencia. Las yenis tienen apenas 16 años y visten ajustadas y escotadas, codeándose entre latin kings y farloperos varios. No deberíamos hacerlo pero las miramos con lujuria. "A esa de ahí me la tiraría aunque tuviera catorce", digo en voz alta. Nadie dice lo contrario.
Digan lo que digan, la marcha no ha cambiado. Cuando éramos críos esquivábamos a macarras, arrastrados y pedigüeños. Ahora la única diferencia es que esquivas a macarras marroquíes, arrastrados rumanos y pedigüeños colombianos. Por lo demás, todo es igual.
Pienso que el pub está dividido en estratos. El primero, el más alto, está formado por humo de tabaco y de hachís. El segundo está formado por caras y ojos mezclados. El tercero es una masa negra y el cuarto una mezcla de pies, colillas apagadas y restos variados. Me abro paso a través de los cuatro.
Escribo un mensaje de móvil y me preguntan a quién, así que respondo. Army me dice: "sí, sí: tú mucha amiga, mucha amiga, pero lo que es novia no se te ve ninguna". Le mando a la mierda. Me mira con comprensión y me dice: "ya, es lo peor, ¿eh?"
Bailo. Me duelen los pies de trabajar, pero bailo. Es lo que se espera de mí.
Una chica mona escribe con rotulador y con descaro cosas en los brazos de desconocidos, desde letras chinas hasta tatuajes tribales. Los desconocidos aceptan el dibujo y se quedan como satélites alrededor de la chica, por ver si cae algo. Se miran entre sí y se sienten ridículos. Yo me sonrío.
Bajo del coche de Murphy y respiro el aire de mi barrio, infinitamente más limpio que el del centro de la ciudad. Otro fin de semana más, pienso.
Y me voy.
Hoy me siento...
Hoy suena a... Los Rodríguez - Hace calor
Pasamos de visita por la zona de marcha de nuestra adolescencia. Las yenis tienen apenas 16 años y visten ajustadas y escotadas, codeándose entre latin kings y farloperos varios. No deberíamos hacerlo pero las miramos con lujuria. "A esa de ahí me la tiraría aunque tuviera catorce", digo en voz alta. Nadie dice lo contrario.
Digan lo que digan, la marcha no ha cambiado. Cuando éramos críos esquivábamos a macarras, arrastrados y pedigüeños. Ahora la única diferencia es que esquivas a macarras marroquíes, arrastrados rumanos y pedigüeños colombianos. Por lo demás, todo es igual.
Pienso que el pub está dividido en estratos. El primero, el más alto, está formado por humo de tabaco y de hachís. El segundo está formado por caras y ojos mezclados. El tercero es una masa negra y el cuarto una mezcla de pies, colillas apagadas y restos variados. Me abro paso a través de los cuatro.
Escribo un mensaje de móvil y me preguntan a quién, así que respondo. Army me dice: "sí, sí: tú mucha amiga, mucha amiga, pero lo que es novia no se te ve ninguna". Le mando a la mierda. Me mira con comprensión y me dice: "ya, es lo peor, ¿eh?"
Bailo. Me duelen los pies de trabajar, pero bailo. Es lo que se espera de mí.
Una chica mona escribe con rotulador y con descaro cosas en los brazos de desconocidos, desde letras chinas hasta tatuajes tribales. Los desconocidos aceptan el dibujo y se quedan como satélites alrededor de la chica, por ver si cae algo. Se miran entre sí y se sienten ridículos. Yo me sonrío.
Bajo del coche de Murphy y respiro el aire de mi barrio, infinitamente más limpio que el del centro de la ciudad. Otro fin de semana más, pienso.
Y me voy.
Hoy me siento...
Hoy suena a... Los Rodríguez - Hace calor