jueves, octubre 27, 2005

Caído del guindo (II)

Y por fin se acabó este blog. Sin descansos, sin reaperturas, sin tonterías: echo el cierre, me echo el petate al hombro y me voy carretera abajo mientras el circulito negro se cierra y aparece la palabra FIN. Ha sido un año y medio interesantes y echar la vista atrás me sirve para ver lo que he reído, lo que he llorado, lo que he sentido, lo que he odiado, lo que he bebido, lo que no he fumado, lo que me he metido, lo que he follado, lo que he amado, lo que he conocido, lo que he descubierto, lo que he aprendido, lo que he olvidado, lo que he avanzado, lo que he vivido, lo que he ganado gracias a este pequeño sitio web a cambio de un poquito de tiempo libre. Lo más importante de esta aventura, sin duda, ha sido la rubia. He ganado una amiga que me sorprende cada día por su forma de ser y de entender la amistad, de la que me he jurado no hablar nunca en pretérito perfecto y a la que me da la impresión de que debería estar dando gracias constantemente porque siga estando allí a pesar de mí y de mi complejo carácter.

Me tranquiliza descubrir que he avanzado mucho desde que descubrí el mundo de los blogs gracias a Anna y me decidí a meterme en él (aunque fuera rozando sólo la pompa de la blogosfera con un poquito de timidez, que a mí las multitudes nunca se me han dado bien) y me gusta que haya habido un testigo mudo de mi paseo por la vida. Que el infame Proyecto X del que hablaba durante el primer año por fin es una realidad y por fin tiene fecha fija. Que por fin he ganado.

No tenía intención de agradecerle nada a nadie porque me parecía mal para con la gente que haya podido leer esto sin atreverse a salir nunca del anonimato, pero he cambiado de idea y quiero extender un agradecimiento a cualquiera que haya leído esta página y su hermana menor porque haya querido, sin que nadie le haya obligado, le haya gustado o no. Si no existierais nunca habría escrito. Al resto de blogueros, que muchas veces han sido mi principal aliciente para seguir escribiendo. Y a mis amigos, a los de verdad, a los de carne y hueso, por haber sabido perdonar mis escapadas y por haber estado siempre ahí

Y ya me callo, y recojo las cosas, y la escopeta de sal que dejé en las escaleras el primer día, y me voy yendo. Estaré en otro lado dentro de unas semanas, haciendo algo muy diferente, pero no tengo intención de colgar aquí la nueva dirección: no es por hacerme el interesante, y puede sonar cruel, pero tambien quiero aprovechar la ocasión para librarme de algunos lastres que me han ido coaccionando. Quien tenga intención de venir conmigo puede hacer dos cosas: o preguntarme, con lo cual me da la democrática posibilidad de no responderle, o jugar y seguir el rastro de miguitas de pan, que tampoco he querido desaparecer mucho.

Y así mañana acabará por fin este pequeño viaje. Me escuecen ya los ojos, así que hasta la próxima.

Todo mi amor.

Hoy suena a... U2 - I still haven't found what I'm looking for

Mañana, último día



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