lunes, octubre 04, 2004

Absentismo laboral

Descubres algo nuevo de alguien que creías que conocías. Te confiesa una parte aterradora de su pasado pero compruebas que no puedes juzgarle. Comprendes que si lo hubieses sabido al iniciar la relación esta nunca habría comenzado, pero ya es tarde: ya es parte de tu vida. Ya no eres tú quien tiene que perdonarle o dejar de hacerlo.

Horas despues descubres que otro alguien no ha cambiado en lo más mínimo. Y te das cuenta de que si le hubieses apartado de tu lado, o al menos hubieses salido corriendo en su momento, ahora no te haría daño ni a tí ni a la gente a la que quieres. Y mientras repasas los clasificados por palabras maldiciendo que hasta el alquiler de un 40 metros en el barrio San José esté lejos de tus posibilidades maldices su nombre y decides nunca perdonarle.

Cuando a las cuatro de la mañana de un lunes apuras la jarra de calimocho sentado en la silla enrejada de la taberna, obviando el hecho de que tienes que levantarte dentro de tres horas y medio mareado no sólo por el alcohol sino por el death metal y el old school hardcore que atrona a tu alrededor, te preguntas si el primer alguien podrá convertirse algún día en el segundo. Y por qué el corazón apunta a la vez hacia dos lados diferentes.

Hoy me siento...
Hoy suena a... La Cabra Mecánica - En la soleada tarde de domingo en un parque de Moratalaz



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