jueves, octubre 21, 2004

Y sigo sin saber quién es Ontológico

Otra mañana tragicómica, otra mañana idiota, otra mañana de sueño. Son ya las doce de la mañana, pero llevo en pie desde las cinco y no he dormido en toda la noche, en este caso por puros nervios.

Esta vez vuelvo en autobús del médico, del hospital donde me he pegado dos horas esperando y donde me han hecho un par de dolorosas pruebas. Y es que joder, hay pocas cosas más desagradables que ese momento en el que preguntas al médico: "Pero, doctor, ¿qué posibilidades tengo de...?" y él se te queda mirando con la boca entreabierta y titubea. Hey, Mister Tambourine Man, dime algo, por favor, que me va a dar un infarto. Y él sonríe y te dice saliendo por la tangente: "Bah, tú no pienses en probabilidades". Lo dice así porque es un tipo majo, porque le has pillado en un renuncio del que no sabe cómo salir y porque no sabe que le has hecho una pregunta retórica, que ya sabes la respuesta, que hoy en día en Google se encuentra todo. Así que no te queda más remedio que soltar una risita y responder: "Pues tiene razón, qué cojones". Es en momentos así en los que pienso que por narices tengo que ser la polla en verso (bueno, la hostia en verso más bien, que eso de la polla en verso tiene que ser algo muy raro: "oh, erecto miembro viril / que no se rinde ni a la de mil", nah, no es serio). Pues eso, que pienso que tengo que valer algo si logro relegar mis problemas de salud a un último plano y sólo me preocupo de vivir. Viva yo.

Pues eso. Que vuelvo a casa mientras me llaman de Diputación para decirme que sí, que la 400 horas del curso del INEM son mías y que su tabaco, gracias. Como tengo la nariz y la garganta anestesiadas, que ni que hubiera retado a Maradona a una maratón de coca, me sale una voz rara, entre Espinete y el Jota de 'Los Planetas'. Cuelgo y decido violar mi voto autobusero y ocupar un asiento. Llueve contra el techo del autobús y los universitarios hoy ni se dignan en mirarme, que es que hoy voy disfrazado de modernillo y eso llama menos la atención.

En momentos así mis pensamientos divagan entre muchos temas, y hoy le toca a las relaciones sentimentales. Tema novedoso en el que nadie jamás ha pensado y del que nadie ha escrito jamás ni una palabra, pero en el que es normal que piense cuando vuelvo del médico por temas que no vienen a cuento (vale, es por lo que pasó la penúltima vez que fuí a revisión, que fue el mismo día que la penúltima vez que me dijeron "chau, beibi", que a su vez fue la última vez que me dolió). Pues eso, un repaso a mi pasado, mi presente y mi futuro, la certeza de que cualquier tiempo pasado fue bastante peor aunque divertido mientras duró, un guantazo al discman que se ha enganchado en Cecilia Ann (la canción, no el grupo, ¿eh?) y un rápido cambio de línea de pensamientos ("¿qué pondrán hoy en la tele?") que desemboca en un precioso blanco mental. Om. Le sonrío y le hago una inclinación de cabeza a la rubia pijilla del asiento de delante, que me devuelve la sonrisa y pronto mira hacia otro lado. Igual es porque soy incapaz de tener quietas las manos y tamborileo contra el cristal como un poseso.

Otra mañana idiota, otra mañana de sueño, otra mañana de miedo. El miedo pronto pasará, porque no es para tanto, pero es una sensación tan desagradable mientras dura...

Hoy me siento...psé
Hoy suena a... REM - What's the frequency, Kenneth?



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