miércoles, diciembre 01, 2004

¿A quién ama Biyew Performance?

Humor. ¿Hay límites al humor? ¿Puedes decirme con qué debo o no debo frivolizar? ¿Cómo puedes decir que te parece deshonroso mi negro humor mientras comes palomitas viendo al Informe Semanal ganar audiencia con reportajes del 11-S? No me jodas, anda, no me jodas...

Y es que, aunque en este blog me dé muy a menudo por ir en plan sesudo, siempre he sido un payaso, como ya confesé en su día. No puedo evitar sentir placer intenso cuando hago a la gente sonreirse, y ya no digamos reirse a carcajadas. Me han descrito como un tercio Gran Wyoming, un tercio Monty Python y un tercio Faemino y Cansado. Gracias por el halago, puedes subirte ya la cremallera. Aunque también es verdad que me han descrito como dos tercios gilipollas y cuarto y mitad deseoso de dar la nota, pero el tío que me lo dijo es de tanta confianza como la sección de colocaciones de La Farola, así que no hay que hacerle mucho caso. Vamos: nada de caso. El imbécil de él...

Lo del humor está hoy en día muy mal. Jamás le perdonaré a la izquierda el límite al que han llevado la corrección política y la hipersensibilidad como norma social. A cada cual sus culpas, nenes. ¿O es que, como decía Joaquín Guzmán hace un rato en La Gramola, alguien se imagina hoy en día a Siniestro Total publicando Más vale ser punkie que maricón de playa? Yo lo haría: el nombre causa hilaridad inmediata por muchos ombligos de minorías que ignore y por mucho que pueda ofender a tal y a cual -su intención es obviamente ni fascista ni homófoba, ¿verdad?

Mi humor es libre por completo, desinhibido hasta que me duele a mí mismo, cruel si es necesario exagerar. Negro, blanco, verde, rojo, lila... pero constante, siempre constante, y siempre sano y alegre.

Es mi último reducto de libertad absoluta y nadie me lo quita.



Hoy me siento...
Hoy suena a... El Gran Wyoming y El Reverendo - Canción de invierno



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