domingo, octubre 31, 2004

Julubin

Siempre recibo críticas cuando digo que me gusta Halloween. Que si colonización cultural, que si desenraizamiento, que si globalización canibal y que si cuánto me paga la Coca-Cola Company. Pues nada, al que no le guste que no mire: me encantan las calabazas decoradas, los monstruos de serie B que ya resultan hasta tiernos, los niños disfrazados pidiendo caramelos, las niñas creciditas vestidas de brujilla maligna, los ritos paganos. ¿Qué quereis: que prefiera Todos los Santos, con sus viajes al cementerio, sus viudas con velos negros, sus lloros, sus flores en corona, sus misas solemnes, su incienso y sus velas?

Pues nada. Que Halloween es una fiesta irlandesa, y no yankee, que los americanitos del nrote sólo se han encargado de popularizarla. Y que oye, cuantas más fiestas tengamos celebrando la vida y no recordando la vieja tarara del "valle de lágrimas" mejor. Bienvenidas sean, y cuantas más mejor.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Millencolin - Mr. Clean

viernes, octubre 29, 2004

Banda sonora... no muy original

En un foro en el que escribo a menudo una chica tuvo la genial idea de preguntar a la gente cual sería la banda sonora de su vida, y colgó unas categorías para que la gente escribiera su versión. Yo escribí la mía, y ahora que he podido pensarla con algo más de detenimiento cuelgo aquí la última versión de esta. ¿Alguien se anima?
Títulos iniciales: Nirvana - "In bloom"
Escena de despertar: Blur - "Parklife"
Escena de conducir: The Pixies - "Monkey gone to Heaven" + Radiohead - "Optimistic"
Flashback de juventud: NOFX - "Punk guy" + The Who - "My generation"
Escena nostálgica: The Smiths - "Girlfriend in a coma" + Pink Floyd - "Wish you were here"
Escena de amargura y enfado: Nine Inch Nails - "No, you don't"
Escena de ruptura: Muse - "Uno"
Escena de arrepentimiento: R.E.M. - "Country feedback"
Escena de marcha nocturna: Red Hot Chili Peppers - "Give it away"
Escena de persecución: Bonnie Tyler - "I need a hero"
Escena de lucha/acción: Sepultura - "Ratamahatta"
Escena triste: Eels - "Spunky" + Stone Temple Pilots - "Creep"
Escena tranquila: Mogwai - "Hunted by a freak"
Escena de sueño sobre alguien: Massive Attack - "Teardrop"
Escena de sexo: Placebo - "Special K" + Luis Eduardo Aute - "El universo"
Escena contemplativa: Sigur Ròs - "Olsen Olsen"
Escena de amor feliz: The Beatles - "I feel fine"
Escena con los amigos: Green Day - "Hitchin' a ride"
Escena de muerte: Lou Reed - "Perfect day"
Escena de funeral: Queen - "We are the champions"
Títulos de crédito: Monty Python - "Always look at the bright side of life"
Pedazo doble CD que me va a salir...

Hoy me siento...
Hoy suena a... ¿Te parecen pocas?

jueves, octubre 28, 2004

Peligro: blog

Hay una historieta de Mauro Entrialgo donde habla del por qué nos gustan tanto los blogs. Razones aducidas son que los blogs cuentan historias reales y que podemos encontrar información alternativa. Y hacía el chiste de "ayer conocí al chico del blog que tanto me gusta; dudo que funcione, no tenemos ningún tema de conversación --ya lo sé todo de él". El Entrialgo es bueno, el mamón, ¿verdad?



Hoy, aprovechando que los mamones que vienen a cambiar el suelo me han despertado con el ruido de sus radiales y que quedaban muchas horas antes de moverme lentamente hacia el cursillo, me he puesto a leer un blog enterito, entrada a entrada, comment a comment. ¿Cual? Pues mi favorito (no, no voy a decir cual, al menos no en público). Y he descubierto por fin el peligro de los weblogs personales, especialmente cuando están bien escritos y son coherentes: son increíblemente absorbentes. A veces demasiado.

Gracias por encontrar un ratito diario para seguir escribiendo.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Nirvana - Frances Farmer will have her revenge on Seattle

miércoles, octubre 27, 2004

Quiero ser como Rick

Ser un mito en el mundo de la noche. Tener un club en algún lugar cercano al desierto. Tener la mirada fría y dura. Vestir de blanco y fumar con descaro. Visitar París y hacer al amor bajo las bombas. Decir siempre la frase precisa en el momento preciso. Tener un colega subsahariano con habilidades musicales. Remolonear llamándome cínico neutral pero tener el corazón siempre del lado de los buenos. Tener amistades entre las autoridades locales. Perder a la chica pero decir la última palabra.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Manic Street Preachers - There by the grace of God

lunes, octubre 25, 2004

Temporada de cromos 2004-2005

Estas son las propuestas actuales para la creación de un segundo cromo con el que identificar mi blog. Mi equipo de creativos ha trabajado duro para crear cinco maravillas, así que les he despedido y en media hora he hecho estos tres modelos:



Modelo "¿Quieres barro?"


Modelo "Llamar la atención como sea"


Modelo "En el fondo le teneis cariño"
Tengo más, pero ha habido problemas técnicos con ellos (torpe que es uno). Acepto propuestas, sugerencias e ideas.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Chromeo - Needy girl

Lo que me contó un veterano

Los soldados soviéticos entraban en el pueblo afgano. Podía hacer frío o podía hacer calor, que Afganistán a nosotros nos queda muy lejos y no tenemos muy claro cómo es el invierno allí. Unas horas antes habían tenido miedo, ahora estaban ciegos de furia. Seguramente ladraban por las calles y abrían puertas a patadas. Reunían a todos los hombres mayores en la plaza y les hacían formar. Seguramente temblaban de miedo. Uno a uno, les desgarraban la camisa. Ras, ras, ras. Despues les miraban el hombro derecho. Algunos, tal vez una decena, solía tener moraduras cuadradas junto a la clavícula. A todos ellos se les degollaba allí mismo o empalaba más tarde, según el número de víctimas que hubiera habido durante el ataque. El retroceso de un rifle de francotirador deja marcas muy características.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Sparta - Collapse

viernes, octubre 22, 2004

Dejà vu

No puedo ver las noticias porque me pongo de mal humor. Lo último ha sido ese lamentable show que mostraron ayer, durante la comparecencia de Bono para explicar qué pasó con el Yakolev. Me encanta la capacidad que tienen los políticos para utilizar muertos como munición política. Pasaba con los de ETA, pasó con los del Yakolev y pasó con los del 11 de marzo. Mis escasas experiencias personales con el mundo de la política ya me dejaron una nausea que aún no se ha borrado, y a este paso dudo que nunca se borre. En fin. Hoy intentaré que me da igual. Hoy es el cumpleaños de mi urraquita, y le he comprado una máquina expendedora de chicles mogollón de retro que seguro que le va a chiflar. Así que hoy contento.

¿Y por qué hoy tengo la sensación de haber vivido ya este día?

Hoy me siento...
Hoy suena a... Scream Club - And you belong

jueves, octubre 21, 2004

Y sigo sin saber quién es Ontológico

Otra mañana tragicómica, otra mañana idiota, otra mañana de sueño. Son ya las doce de la mañana, pero llevo en pie desde las cinco y no he dormido en toda la noche, en este caso por puros nervios.

Esta vez vuelvo en autobús del médico, del hospital donde me he pegado dos horas esperando y donde me han hecho un par de dolorosas pruebas. Y es que joder, hay pocas cosas más desagradables que ese momento en el que preguntas al médico: "Pero, doctor, ¿qué posibilidades tengo de...?" y él se te queda mirando con la boca entreabierta y titubea. Hey, Mister Tambourine Man, dime algo, por favor, que me va a dar un infarto. Y él sonríe y te dice saliendo por la tangente: "Bah, tú no pienses en probabilidades". Lo dice así porque es un tipo majo, porque le has pillado en un renuncio del que no sabe cómo salir y porque no sabe que le has hecho una pregunta retórica, que ya sabes la respuesta, que hoy en día en Google se encuentra todo. Así que no te queda más remedio que soltar una risita y responder: "Pues tiene razón, qué cojones". Es en momentos así en los que pienso que por narices tengo que ser la polla en verso (bueno, la hostia en verso más bien, que eso de la polla en verso tiene que ser algo muy raro: "oh, erecto miembro viril / que no se rinde ni a la de mil", nah, no es serio). Pues eso, que pienso que tengo que valer algo si logro relegar mis problemas de salud a un último plano y sólo me preocupo de vivir. Viva yo.

Pues eso. Que vuelvo a casa mientras me llaman de Diputación para decirme que sí, que la 400 horas del curso del INEM son mías y que su tabaco, gracias. Como tengo la nariz y la garganta anestesiadas, que ni que hubiera retado a Maradona a una maratón de coca, me sale una voz rara, entre Espinete y el Jota de 'Los Planetas'. Cuelgo y decido violar mi voto autobusero y ocupar un asiento. Llueve contra el techo del autobús y los universitarios hoy ni se dignan en mirarme, que es que hoy voy disfrazado de modernillo y eso llama menos la atención.

En momentos así mis pensamientos divagan entre muchos temas, y hoy le toca a las relaciones sentimentales. Tema novedoso en el que nadie jamás ha pensado y del que nadie ha escrito jamás ni una palabra, pero en el que es normal que piense cuando vuelvo del médico por temas que no vienen a cuento (vale, es por lo que pasó la penúltima vez que fuí a revisión, que fue el mismo día que la penúltima vez que me dijeron "chau, beibi", que a su vez fue la última vez que me dolió). Pues eso, un repaso a mi pasado, mi presente y mi futuro, la certeza de que cualquier tiempo pasado fue bastante peor aunque divertido mientras duró, un guantazo al discman que se ha enganchado en Cecilia Ann (la canción, no el grupo, ¿eh?) y un rápido cambio de línea de pensamientos ("¿qué pondrán hoy en la tele?") que desemboca en un precioso blanco mental. Om. Le sonrío y le hago una inclinación de cabeza a la rubia pijilla del asiento de delante, que me devuelve la sonrisa y pronto mira hacia otro lado. Igual es porque soy incapaz de tener quietas las manos y tamborileo contra el cristal como un poseso.

Otra mañana idiota, otra mañana de sueño, otra mañana de miedo. El miedo pronto pasará, porque no es para tanto, pero es una sensación tan desagradable mientras dura...

Hoy me siento...psé
Hoy suena a... REM - What's the frequency, Kenneth?

miércoles, octubre 20, 2004

Cahiers du cinema

El fin de semana pasado estuve viendo en vídeo una película española de principios de los noventa. Describía un universo personal, angustioso, obsesivo e intimista, lleno de referencias religiosas y de muchos de los demonios internos que el autor suele exorcisar en sus obras; el ritmo era lento y pausado, la unidad temporal inexistente, la iluminación desconcertante, la banda sonora entre el trip hop y la música de cámara, el argumento claramente encuadrado en el realismo mágico, y los diálogos casi inexistentes. Dos horas y media de periplo por los temas omnipresentes del autor.

Cuando comenzaron los títulos de crédito mi pareja de cine me preguntó, muy pizpireta ella, "¿qué te ha parecido?". Yo le respondí "psé" porque cuando ví sus ojillos iluminados me vine abajo, pero fui un hipócrita. Tendría que haber dicho: "pues basura disfrazada de arte y ensayo, para variar". Me puse hasta de mala leche y todo.

En serio, ¿tan ciegos estamos?. ¿Por qué nos tragamos estas cosas y encima las jaleamos y subvencionamos? Al igual que no todas las opiniones son válidas no todo lo vendido como arte es arte. Si vacías tu corazón en una obra, da igual que seas extremadamente underground, bestialmente sincero o que te apellides, no sé, Loriga, por decir algo: si lo que vacías es basura, por mucha performance y mucho arte multimedia que le metas va a seguir siendo basura.

Y joder, que la mierda alternativa sigue siendo mierda, aunque huela a cool. Qu decir experimental es muchas veces una manera de decir "no tengo talento así que voy a hacer algo raro". Mucho ruido, mucho ombliguismo, mucho ruido, mucha promoción, mucho ruido, mucha actitud y sobre todo mucho ruido, todo ello para acabar saliendo en el Tentaciones o, si eres más mainstream, en el Nosolomusica.

O, como decía esa gran filósofa española del siglo XX con palabras muchos más claras:

¡La basura es cultura! ¡La cultura es basura!
Por Vidicón y por Carbura,
con la basura haremos grandes esculturas.
¡Haremos grandes edificios sólo con desperdicios!
¡Imitaremos a Fidias usando sólo inmundicias!
Pintaremos grandes obras usando solo sobras.
En vez de darselas al gato, pintaremos un retrato.
¡Viva la basura! ¡Abajo la humanidad futura!
Cuánto sabía...

Hoy me siento...
Hoy suena a... Red Hot Chili Peppers - Can't stop

martes, octubre 19, 2004

Mañana tragicómica

El resultado del Sevilla-Valencia me da los buenos días. Da igual: no he dormido en toda la noche. Aún llevo la resaca de las fiestas que apenas hace unas horas he dejado atrás. La ducha me hace temblar levemente pero no logra centrarme. Mientras Carlos Herrera cuenta sus cosillas me visto y me preparo un cafelito bien cargado. Me pongo una camiseta roja, mi chaqueta militar y unas zapatillas que ayer olvidé lavar y que ahora están negras de barro y calimocho. Me pongo tambien la braga militar, que esta noche he cogido fresquillo en la garganta, y pego un respingo al mirarme al espejo. Sólo hace falta que me ponga la braga verde y me deje de afeitar un día para parecer un primo del Vaquilla, con esas greñas y esa perilla desigual. Curiosamente hace días que no me veo tan guapo. Y qué pronto que es, cojona. Tengo que evitar dormirme en el autobús como sea, así que decido sin realmente decidirlo que jugaré a mi viejo juego: al juego de contar un cuento de cada persona que vea.

Me cruzo con Ana, una amiga de la infancia, que se apoya un carricoche Jané. Habla con una maruja de pelo teñido, explicando que su niño está pachucho y que hay que ver. Esquiva mi mirada con altanería, hace como si no me viera y hace esa mueca de disgusto que hace doce años me provocaba erecciones repentinas. Qué coño, nunca me cayó realmente bien, y es que manda narices que me haya tenido que enterar que ha sido madre de esta manera. Espero que el niño tenga varicela. El crío me da pena, pero su madre se lo ha ganado. Bruja.

Me cruzo con una guapa rubita de chaqueta blanca ajustada, pantalones elásticos, paso apresurado, cintura breve y pecho abundante, que acelera aún más el paso cuando se cruza conmigo y mira hacia el suelo con terror. Pienso en la metáfora de que nos crucemos ella y yo de esta manera: ella que va en dirección a la universidad y yo que voy en dirección contraria, a fichar al INEM. Tiene cara de pavisosa y de desagradable. No me creereis, pero os juro que en su carpeta pone I love fashion.

Me cruzo con una secretaria treinteañera. Ya, qué tópico, si por lo que sé puede ser oficial de tercera de calderería. Pero ese pelo recogido, esos tacones, esa chaquetilla y esa faldita corta gritan secretaria a voces. Y qué bonitas piernas, por cierto. Seguro que se ya se lo han comentado. Me hace gracia cómo anda, con las manos juntitas como en oración. Es época de impuestos, así que imagino que irá ajetreada. Nos paramos en el paso de cebra y bostezamos ambos a la vez. Creo que va a asustarse como el resto de la gente, pero me mira a los ojos y desmonta mi disfraz en un segundo: tengo cara de bueno, no puedo evitarlo. Nos damos cuenta de que ambos tenemos la boca abierta, la cerramos y nos sonreímos. Me cae bien.

Me cruzo con dos hombres de mediana edad, ambos trajeados: uno color crema, otro gris marengo. El más gordo de ellos se apoya en un árbol mientras el otro le dice con voz firme mientras se ajusta el gemelo derecho: "tú deja de preocuparte y tranquilízate". El gordito suda y se peina su escaso pelo canoso. No sé si decidirme entre el gestor que abochornado le cuenta a su socio que el fisco va a descubrir el pufo de la temporada pasada, o entre el viajante comercial que le cuenta a su hermano que el punki del barrio ha dejado peñada a la Mari. Tampoco me importa.

Me encuentro en el siguiente semáforo a un makinero veinteañero de mirada extraviada que luce su camiseta de No Fear y que me mira sacando pecho y sin parpadear. Parece que mi aspecto de macarra de barrio llama a gritos al babuino pastillero estándar. Se me acerca y pasa a mi lado mirándome fijamente. Sostengo su mirada e intento obviar el mareante olor a gomina del Plus, y el veinteañero de mirada desequilibrada finalmente clava los ojillos de oveja en el suelo y parpadea. Me siento orgulloso: si ahora hubiera una hembra disponible vería que yo soy el macho alfa de la manada. Pero la secretaria ya me queda muy lejos.

Paso por delante de un bar. Un gitanillo se sienta en una silla con el respaldo hacia delante mientras sus dos comparsas rubias ríen la gracia que está haciendo a costa del camarero chino. Deberían estar en clase, en alguno de los institutos del barrio. Pienso con amargura que los tres han comenzado su espiral descendente y entonces me doy cuenta de que este es el bar donde tantas y tantas horas lectivas pasé jugando a las cartas con mis colegas.

Pero no dejo que me afecte. Es justo que la mañana acabe contando mi propio cuento, ya que yo he contado el suyo. Así que le sonrío al frío sol del barrio y sigo mi camino con las manos en los bolsillos.

Hoy me siento...
Hoy suena a... Extremoduro - Menamoro

domingo, octubre 17, 2004

El cielo amarillo (3 de 3)

...al capítulo 1...
...al capítulo 2...

La luz del atardecer entraba por las persianas entrecerradas creando una atmósfera extremadamente noir en el desastroso salón de Andrés. Se escuchó un siseo cuando Nadia hundió su último Marlboro en el vaso de agua medio lleno que descansaba sobre la mesilla y que hacía las veces de cenicero. Yo estaba helado, paralizado, incapaz de reaccionar. Impactado no sólo por oir a mi amigo desvariar de tal manera sino por otra cosa, por algo elusivo que no llegaba a identificar. Noté una gota de sudor frío descender por mi espalda. Pensé en incorporarme, pero Andrés seguía cogiéndome con una mano y yo no me atrevía a molestarle. Logre finalmente encajar la mandíbula y susurrarle:
- ¿Me... me estás contando que...?
Andrés asintió con vehemencia:
- Que el mundo es bonito.
Andrés, el depresivo Andrés, el Andrés que había expuesto en la Casa Morlanes una muestra de decenas de fotos de la guerra de Kosovo sobreimpuestas en láminas apocalípticas medievales, el Andrés que odiaba al mundo y al hombre, el Andrés que se odiaba a sí mismo... me estaba hablando ahora de una belleza omnipresente.

Andrés debió entenderme, pues sonrió de nuevo y dijo:
- Ya, ya sé lo que piensas. ¿Cómo puedo decir que el mundo es bello cuando no hay más que alzar la vista un poco para ver la muerte, la miseria y el dolor?
A pesar de que sabía que estar de acuerdo con eso no era lo que se esperaba de mí, de mi papel de policía bueno que asistía a un suicida, asentí lentamente. Nadia nos miraba con nerviosismo y rebuscaba inútilmente en su bolso otro paquete de cigarros. Andrés la miró con algo de ternura -con la misma mirada que ella solía dirigirle en el pasado-, volvió a cogerme de la otra muñeca y susurró:
- Eso es porque la gente no puede verlo. Y, por eso, para ellos ese infierno es real.
Asentí en silencio, cada vez más cautivado por la voz de mi amigo:
- Real...
- Así es. Y hay que luchar para que puedan ver el mundo tal y como es. Porque te juro que hay cosas... cosas que no podrías ni imaginar...
Nadia carraspeó visiblemente impacientada y se inclinó hacia nosotros:
- Se está haciendo tarde, chicos.
Andrés nos miró a ambos y asintió sonriente:
- Ha sido bonito reunirnos de nuevo, ¿verdad?
Me sentí incómodo. Quería saber qué eran esas cosas maravillosas. Me levanté muy a mi pesar, más porque era lo que se esperaba de mí que porque quisiera hacerlo. Pensé absurdamente que Andrés me estaba viendo de verdad, que me estaba desnudando de una manera más completa de la que nadie me desnudaría nunca. Sentí el impulso de taparme con las manos, pero me contuve y recobré la cordura. Me sentí avergonzado cuando ví que Andrés volvía a soltar su risita pícara. Nadia se sentó junto a Andrés y le dijo:
- Mañana volveré a verte, ¿vale? Intentaremos arreglar esto un poco, ¿de acuerdo?.
Andrés asintió pero siguió mirándome fijamente. Ya no pude soportarlo más. Tenía que estar de vuelta en Navarra al día siguiente y no sabía cuándo podría escaparme de nuevo. Esta ya no era mi vida y este ya no era mi mundo. Me incliné de nuevo, abracé a mi amigo con todas mis fuerzas y no pude evitar echarme a llorar. Nadia esperaba con la puerta de la calle abierta y mi amigo y yo nos abrazábamos en silencio. Le debía un adios, así que le dije con voz entrecortada:
- Cuídate, ¿vale?
Andrés suspiró y apoyó la cabeza sobre mi hombro. Antes de que me incorporara musitó:
- Tú tambien...

Bajamos las estrechas escaleras en silencio, nuestros pasos resonando sobre los viejos escalones de madera y nuestras ténues sombras arrastrándose por las parades encaladas. Yo no podía quitarme de la cabeza las palabras de Andrés y mucho menos su mirada esmeralda. Nadia volvería ahora a su vacía vida, a su vida ya completamente separada de la mía, y seguramente conseguiría poner a Andrés bajo algún tipo de tratamiento aún más fuerte que el anterior a pesar de que ahora este parecía feliz. Yo volvería a buscar a Paula a casa de mis padres y conduciría de vuelta a Pamplona, donde me esperaba mi vida, mi querida vida. Donde todo seguiría igual.

Salimos a la calle. Olía a ozono y había comenzado a levantarse algo de cierzo. La tormenta había terminado y las nubes se habían apartado movidas por el viento. Sintiendo un hormigueo en la nuca, giré la cabeza lentamente hacia arriba. Abrí los ojos de par en par.


Sobre mi cabeza me saludaba un cielo despejado.


Un cielo amarillo, amarillo como un pomelo maduro.


fin


Hoy me siento...
Hoy suena a... Placebo - Pure morning

sábado, octubre 16, 2004

El cielo amarillo (2 de 3)

...al capítulo 1...

Andrés había conocido a Nadia en el instituto. Habían salido juntos un par de meses pero la cosa nunca había llegado a cuajar. Tras un año sin hablarse habían llegado a ser amigos y confidentes. Nadia me conoció gracias a él.

Yo había conocido a Andrés en la Facultad de Ciencias, el año que los dos abandonamos la carrera. Me había convertido en el primer forofo de su arte multimedia, de sus fotografías pintadas y retocadas. Yo había conocido a Nadia gracias a él.

Nos quería pero nunca nos había perdonado que nos quisiéramos más de lo que le queríamos a él. Cuando rompimos, Andrés siguió llamándome por teléfono durante un año o así, pero nunca pudo perdonarme que me fuera de la ciudad ni a Nadia que hubiera roto nuestro pequeño triángulo.

De cualquier manera, Andrés siempre salía perdiendo. Por eso resultaba tan extraño verle con cara de ganador.

Nadia carraspeó antes de encenderse otro cigarrillo, dejándome entender que esta era la historia de la que me había hablado por teléfono. La historia que le hacía temer que hubiese desarrollado una auténtica psicosis.

Dí un respingo involuntario. No me había dado cuenta de que Andrés me estaba cogiendo de las muñecas. Era un gesto tan extraño en él, siempre temeroso del contacto humano, que no podía creer lo que estaba viendo. Andrés cerró los ojos y comenzó a hablar con lentitud:
- Hace dos meses intenté suicidarme.
Un escalofrío me recorrió la espalda pero no me atreví a interrumpirle. Le habría dado un par de bofetadas, le habría golpeado con los puños, le habría gritado estúpido... pero no me sentía capaz de hacerle nada. No ahora. Por alguna extraña razón le veía intocable.

Andrés entreabrió los ojos y me miró fijamente. Oí cómo Nadia cogía una silla y se sentaba a nuestro lado, pero no fui capaz de desclavar la vista de la mirada de mi viejo amigo. Andrés prosiguió:
- Me dirigí a la Arboleda de Macanaz con una Gillette en el bolsillo de la chaqueta. Me pareció poético morir junto al Ebro, desangrándome junto a la orilla y ayudando a su caudal a crecer. Ya sabes cómo soy, ¿no?

"Era de noche, por supuesto: los criminales siempre actuamos al amparo de la oscuridad, ya lo sabes. Me senté junto a la orilla del río y saqué la cuchilla. La miré brillar bajo la luna durante minutos. Cuando por fin me decidí a acabar con todo, oí unos pasos en la hojarasca. Me giré lentamente, suponiendo que se trataría de uno de los yonquis que acuden a Macanaz a buscar jaco. Pero no, no lo era.

"Era un hombre de piel morena, vestido con una chaqueta de pana marrón y pantalones de vestir. Tendría sobre los cincuenta años. Se acercó a mí y se sentó a mi lado lentamente, como si temiera espantarme. No me dio ningún miedo. Es extraño, ¿verdad?, por lo menos en mí. El hombre se giró hacia mí, miró mi cuchilla y despues me preguntó:
- ¿Qué haces?
"La situación era tan extraña y tan absurda que no se me ocurrió otra cosa que contestarle la verdad:
- Intento matarme.
"El hombre asintió con comprensión mientras miraba el puerto de Helios.
- No me extraña. El mundo muchas veces parece más un infierno que un mundo, ¿verdad?
"Asentí mudamente, sentí la tension crecer en mi interior y finalmente no pude evitar echarme a llorar. El hombre me atrajo hacia sí y me dejó llorar sobre su hombro durante mucho tiempo, no sé, tal vez quince minutos. Cuando por fin me calmé, miré la cuchilla estúpidamente y la guardé en el bolsillo. Me sentía agotado, vapuleado, hecho polvo.
- No puedo. -murmuré.
- Bien, bien, eso es bueno.
"Le miré a la cara y me dí cuenta de que tenía los ojos azules, oscuros como un pozo de agua en el lecho de un río; no se por qué pero pensé que me recordaba a mi padre, a pesar de que él tiene los ojos marrones como toda mi familia paterna. El hombre sonrió y me dijo bajando la voz:
- Si tienes algo de tiempo te contaré un secreto.
"No me sentí capaz de responderle, pero él tomo mi silencio como una afirmación y me dijo con voz cómplice:
- El mundo que ves... no es el mundo de verdad...
"Le miré sin saber qué me quería decir. Él sonrió un poco más ampliamente y clavó su mirada en el río:
- Piensa en tus ojos, hijo. ¿Para que crees que te sirven?
- Para ver -respondí con la misma voz aborregada con la que respondía en el colegio a las preguntas del maestro.
"Él se giró hacia mí y su mirada se endureció:
- No...
"Le miré con perplejidad y escepticismo:
- ¿No?
- No.
- ¿Entonces...?
"El hombre cogió un guijarro entre los dedos y lo sostuvo, mirándolo fijamente:
- Los ojos sirven para filtrar la realidad, ¿sabes? Como una válvula que evita que entre un caudal demasiado grande en nuestro interior. Y lo mismo puede decirse del resto de nuestros sentidos.
"Le miré intrigado, creyendo ver en sus palabras ecos de alguna filosofía alternativa. Pero este hombre no hablaba de ideas, parecía estar hablando de la realidad:
- Los hombres nos creemos dueños del mundo pero no lo conocemos. Mira: sabes que muchos animales ven en blanco y negro, ¿verdad?
- Sssssí.
- ¿Te creerías capaz de explicarle a uno de ellos que tu chaqueta es de color rojo?
"Medité un segundo y respondí:
- No, supongo que no.
- Pues a nosotros nos pasa lo mismo. El mundo a nuestro alrededor es infinitamente más complejo de lo que creemos, pero sólo lo vemos en parte. La naturaleza cree que si lo viéramos todo nos volveríamos locos... o tal vez con demasiado control sobre ella.
"Seguí meditando en silencio y por fin respondí:
- ¿Y... y quién sabe cómo es el mundo de verdad?
"El hombre me sonrió de nuevo, ahora con afabilidad:
- Mucha gente, más de la que crees. Hay gente que sabe cómo mirar, cómo desconectar esos filtros.
- ¿Usted...?
- Por ejemplo...

Ya no pude aguantarme más e interrumpí a mi amigo:
- Andrés... ¿Qué intentas contarme?
Andrés sonrió:
- Ese hombre me hizo un regalo: me enseñó a ver el mundo. Y he descubierto muchas cosas sobre él.
Me sentía cada vez más inquieto. La historia era absurda, increíble, imposible... pero la mirada verde de mi amigo parecía corroborarla. La intensidad que emanaba de ella no era... no era normal:
- Descubierto... ¿Como... como qué?
- Que no es un infierno. Que en realidad es bello.
Miré a Andrés en silencio. Su sonrisa plácida me iba pareciendo cada vez más coherente. Ahora estaba realmente asustado.
- ¿Be... bello?
- Sí... Bellísimo...
La mano de Andrés me tocó la cara con ternura y me sentí extrañamente reconfortado, transportado a otro lugar. Nadia suspiró a mi lado y pronto salí de la momentánea ensoñación. Andrés sonrió:
- No te voy a negar que siga habiendo fealdad y maldad, no. Y tambien he visto que hay cosas que parecen bellas -dijo mirando a Nadia de reojo- y en realidad son sólo simple vacío, pero la belleza supera a estas dos ampliamente. Aunque...
Andrés soltó una pequeña carcajada irónica y continuó:
- ¿Sabes lo que más me sorprendió cuando finalmente pude ver el mundo tal y como es?
Negué con la cabeza, mi boca entrabierta colgando sin que yo puidese evitarlo. Andrés miró al techo con cara soñadora y susurró:
- El cielo...
- ¿El cielo?
Andrés sonrió de nuevo mientras bajaba la mirada:
- No es azul...


- Es amarillo.


Concluirá...


Entrada publicada originalmente en mi LiveJournal a 29 de abril de 2004 (y milagrosamente republicada teniendo en cuenta el grado de embriaguez del usuario Biyu en el momento actual)

Hoy me siento... (pero borracho)
Hoy suena a... Sloe T - My crew

viernes, octubre 15, 2004

El cielo amarillo (1 de 3)

Nadia no había cambiado mucho desde la última vez que nos habíamos visto. Se había cortado el pelo, tenía tres o cuatro arrugas más en la frente y ahora se maquillaba mucho menos que antes, pero lo demás seguía igual. Seguía fumando Marlboro de manera compulsiva, seguía tamborileando con el pie de la misma forma en que solía hacerlo antes y seguía esperándome con el mismo gesto impaciente con el que me solía esperar por las esquinas de la ciudad.

Me había extrañado que me hubiera llamado a estas alturas. Hacía ya tres años que habíamos dejado de vivir juntos y jamás se había puesto en contacto conmigo. Yo la había intentado llamar una vez desde Navarra dos meses tras nuestra ruptura, borracho y nostálgico, pero ella había colgado su teléfono y me había dejado balbuceándole tonterías a un pitido intermitente.

Nadia me miró con frialdad mientras yo echaba vistazos a ambos lados del paseo para cruzar hasta su acera. Su mirada decía: el paso de cebra está para algo. "Sigue exigiéndome perfección absoluta incluso despues de tanto tiempo", pensé con algo de amargura. Eran esos pequeños gestos los que habían erosionado nuestra relación y los que seguía sin aguantar, ni en ella ni en ninguna otra persona. Pensé que no me quedaba más remedio que aguantar el tirón, que tendría que callarme las ganas de gritarle a la cara todo lo que tenía que gritarle.

Crucé la calzada y me encaminé hacia ella. Intenté evitar mirarle directamente a los ojos y le dí dos besos, uno en cada mejilla. El saludo fue corto, pero al rozarla recordé que aunque había muchas razones por las que ya no la quería tambien había muchas por las que una vez la quise. Me obligué a dejar de pensar y a limitarme a hablar.

- Hola. -dijo ella mientras sonreía levemente- Estás muy cambiado.
- Tú tambien -mentí mientras sacaba las manos sudorosas de los bolsillos. Ella me ponía nervioso y yo odiaba que se diese cuenta. Para mi sorpresa, el clásico gesto de superioridad que esbozaba cada vez que me pillaba en un momento de inseguridad no apareció en su cara.

Caminamos paseo abajo, poniendo en común los últimos tres años. Yo le hablé de Paula, de mi pequeño apartamento, de mi pequeño coche, de mi ciudad adoptiva. Ella seguía trabajando en Alcampo, seguía viviendo en la misma casa y seguía estando sola. Esperaba ver un gesto de furia o de celos cuando nombré a mi pequeña navarra, pero no lo hubo. Tal vez realmente hubiera cambiado, o tal vez simplemente estuviera tan preocupada por Andrés que ni siquiera se sentía con fuerzas para atacarme como de costumbre.

Andrés era la razón de que me hubiera hecho conducir desde Pamplona hasta Zaragoza. Andrés era un amigo común de ambos; bueno, en realidad era mucho más, muchísimo más. Había sido parte de nuestra pequeña familia. Él nos había presentado y él había decidido que los dos estábamos hechos para coexistir en el mismo lugar. El brumoso Andrés, que jamás tuvo que preocuparse por el dinero pero que siempre se preocupó por los demás. Un niño grande y triste que jamás había querido crecer y al que Nadia y yo prácticamente habíamos adoptado.

Estaba comenzando a llover. Nadia sacó un paraguas plegable de su bolso y lo abrió. Me pegué a ella y pensé: "Anaïs Anaïs". No había cambiado de perfume.

- No te lo puedes ni imaginar. -Nadia hablaba sin mirarme y con los labios casi pegados mientras caminábamos hacia la Calle Mayor, caracoleando por las callejas del Casco Viejo.
- Para que me hayas llamado muy grave tiene que ser. -Si se me escapó algo de reproche en mi tono de voz Nadia no lo vio, o por lo menos se hizo la despistada.
- Mucho. Estoy asustada. No sabía qué hacer. No sabía a quién llamar.
- ¿Y sus padres?
Nadia giró la cara hacia mí y levantó una ceja con escepticismo. Asentí en silencio mientras apretaba los labios: esperar de los padres de Andrés algo de atención para con su hijo había sido una estupidez. Continué preguntando:
- ¿Sigue medicándose?
- No lo sé. Creo que no. Sé que tomaba Paxil, pero hace mucho que no le veo tomar nada. Tampoco puedo asegurartelo...

Por fin habíamos llegado al edificio donde Andrés vivía ahora. No era un sitio muy diferente al de su antigua buhardilla: una casa vieja, ruinosa, llena de grietas y restos de carteles pegados durante décadas. Sin ascensor pero con portería y entresuelo. Mientras yo sostenía el paraguas, Nadia rebuscó en su bolso y sacó la llave del portal. Me miró un segundo y me dijo:
- Por favor... No te asustes...
No sé si me inquietaron más sus ojos atemorizados o la inédita sinceridad que escuchaba en su voz. Evidentemente, me asusté.

Nada podía haberme preparado para la nueva casa de Andrés. A pesar de su excentricidad y su melancolía y a pesar del caos que empapaba sus fotografías, Andrés siempre había sido una persona extremadamente ordenada. Yo solía pensar que era tan fanático del orden porque así equilibraba su desorden interno. Pero lo que veía ahora... Entendí perfectamente el miedo de Nadia...

Esquivamos el caos del pasillo y entramos en el pequeño salón. Allí estaba Andrés, mesándose la misma barba rubia de toda la vida, mirándome sin ninguna sorpresa. Supuse que Nadia le había dicho que iba a venir, pero no pude evitar que mi inquietud creciera al verle.

Sonreía.

De oreja a oreja, con una placidez y una felicidad absolutas. Sus ojos brillaban, y no por lágrimas. Hasta su voz parecía diferente cuando abrió la boca para decirme:
- Me alegro de verte. -Supe que no era una frase hecha: realmente se alegraba.
Me acerqué hacia el sofá y me puse en cuclillas. La sonrisa de Andrés no desapareció cuando me dijo con voz pícara:
- Estás muy guapo. -Decía las frases del Andrés de siempre, pero tenía la impresión de estar frente a un impostor.
- Andrés... ¿qué te ha pasado?
Sus ojillos verdes brillaron cuando me susurró:
- Algo maravilloso.
Y mientras Nadia me observaba desde el dintel de la puerta, Andrés se agachó lentamente hacia mí y comenzó a contarme una historia.

Continuará...


Relato publicado originalmente en mi LiveJournal el 29 de abril de 2004 (sé que no tengo vergüenza, pero a ver si a golpe de refritos llegamos hasta la desintoxicación de los Pilares y, qué coño, los "nuevos" no la conoceis -sorry, Andérez-)

Hoy me siento... (pero al borde de la muerte)
Hoy suena a... Sunny Day Real State - In circles

lunes, octubre 11, 2004

El Fabuloso Test de Anodinidad del Doctor Biyoff

Responda lo más sinceramente posible a las siguientes cuestiones:

1. ¿Cómo describiría su punto de vista respecto a su estado de salud y forma física?
a) Alimentos light y dos horitas de gimnasio (el aerobic y los aparatos me flipan).
b) ¿Qué más da? Todo el mundo me ve gordo/a. No vale la pena.
c) Andar por lo menos medio kilómetro semanal y eso, que el infarto debe andar buscándome. Ah, pero que la birra ni me la toquen.

2. ¿Cómo describiría su situación económica actual?
a) Trabajo mis ocho horitas diarias, horario comercial, nada cansado, y me llega para algún caprichillo. El mes que viene la scooter.
b) Desastrosa y sin pintas de mejorar. Tampoco es que me importe: yo debería estar ganando millones y aquí estoy.
c) "La zona cero" o "Sandokan desenfunda su sable".

3. ¿Qué es para usted el amor?
a) Algo, no sé, super ideal. Especialmente si son Jeniffer Aniston y Ben Affleck. Son tan, no sé, ¿ideales?
b) Fruto de dolor y sufrimiento, río que siempre desemboca en la soledad, oscuridad disfrazada de lascivia.
c) Psé, soy poco enamoradizo/a. Cuando lo he sentido me ha gustado, eso sí.

4. ¿Cómo considera su vida sexual?
a) Pues no sé, tío/a, con mi chico/a. No entiendo que quieres decir, ji, ji, ji.
b) Cualquier cosa para mitigar mi soledad y sentirme querido/a, excepto cuando me entra la neura de que soy sólo un objeto y todos/as son unos/as cabrones/zorras.
c) Semestral.

5. ¿Qué opina respecto al consumo de estupefacientes?
a) Di NO. A tope sin drogas. Del porrón al porro. Diviértete sin ellas.
b) Sólo el estado de embriaguez me permite evadirme de la nada que cada día se introduce más en mi alma.
c) Que hay que ser gilipollas para pensar que con un canuto o una raya te vuelves todo un yonki. Que vivan Sanidad y sus campañas pro-droga.

6. ¿Qué tipo de música escucha usted?
a) La Oreja, El Canto, Bisbi, Andy y Lucas... Con tal de poder bajarme un politono mandando un SMS al 535 me sirve.
b) Me sitúo entre un punto muerto entre el rock lento gótico y los cantautores gomoteantes latinos. Gente que dice que lo pasa peor que yo, vamos.
c) Toda ella con tal de que me guste. Debería ser lo normal, digo yo, y no tanto soy popero o soy siniestro. Cohone.

7. ¿Cómo es su relación con sus amigos?
a) Super ideal, sobre todo con los colegas de la ofi/mili. Cuando salimos los viernes a tomar el copazo, bufff, lo que nos de reímos.
b) Apenas tengo, eran todos/as unos/as traidores/as. Y ya de paso, estoy seguro/a de que le voy a fallar a los/as que me quedan. Dolor, siempre dolor...
c) Montones de risas y buena gente. ¿Que más quieres, que den fruta o algo?

8. Describa su pasado en una palabra.
a) Guay.
b) Trágico.
c) Pasado.

9. ¿Qué opina de su situación actual?
a) Mal. ¡No puedo comprarme el home cinema! Jó.
b) Nado en un mar de angustia junto a raspas de peces muertos bajo un cielo de estrellas negras.
c) Podía ir mejor, sin duda. Quien diga que le va bien es que es un conformista.

10. Para concluir, ¿qué espera del futuro?
a) Una tercera parte de Torrente.
b) Muerte y tristeza soplando en mis oídos decrépitos mientras... vale, pillais el concepto, ¿no?
c) Todo.

MAYORÍA DE "A": Felicidades, ha superado usted el test de anodinidad. Es usted Anónimo Pérez o Cualquiera García. No pasa nada: todos tenemos una parte de anodino, sólo que la suya es mucho más pronunciada. Pase por taquilla para recoger el certificado, canjeable por una entrada en el casting del próximo Gran Hermano. El futuro es suyo.
MAYORÍA DE "B": Err, el test de tragicomedia ombliguicéntrica es en la consulta de lado, pero vamos: alégrate un poco, coño, que peor sería estar en Ruanda sin piernas por culpa de una mina antipersonal, ¿no? Menos dramitas, joder, que para 80 años que vas a vivir -si es que tienes suerte- no vas a pasar la mitad gimoteando.
MAYORÍA DE "C": Doctor Biyoff, le recordamos que usted no puede contestar a su propio test. Deje la botella de Heineken y acuda a dirección: el departamento de personal quiere saber qué pasa con esas veinte grapadoras que desaparecen mensualmente.

Hoy me siento... (pero con cara de sueño atrasado)
Hoy suena a... Albert Plà - El bar de la esquina

sábado, octubre 09, 2004

Caos y destrucción 2004

Pues ná. Ayer (¿hace un rato?) comenzó la maratón pilaresca (¿picaresca?) y hoy ya estoy con ganas de que alguien me pegue un tiro (¿tiros?). La cosa de conciertos y eso se ve mal por el tema ese de estar bajo mínimos monetariamente (¿sexualmente?) hablando, pero bueno, algo (¿todo?) se hará. No sé si estaré muy disponible (¿sereno?) durante esta semana, la verdad, aunque supongo que algo escribiré de vez en cuando. Si es que algo bueno (¿malo?) tenía que tener ser maño.

Hala a cascala, perdidos (queridos).

Hoy me siento... (pero con cara de resaca)
Hoy suena a... La Bullonera - Me dicen que no quieres

jueves, octubre 07, 2004

LINK: Y tú jugando al Buscaminas

Juegos de rol online y economía de mercado; muy interesante (largo pero interesante si te va alguno de los temas)

Gracias a Ike por encontrar este artículo...

miércoles, octubre 06, 2004

Adulto responsable

Soy el peor ejemplo de adulto responsable que podais imaginar. Sin trabajo, viviendo en casa de sus abuelos, malviviendo en una diplomatura que odia sólo porque siguió como un borrego a los que le dijeron que estudiase, sin carné de conducir, disperso, apático, perezoso, sin fuerza de voluntad para sacarse la mierda de encima y hacer lo que tiene que hacer, sin novia, con tendencia a la melancolía e incluso a la ira, y sin perspectivas cercanas de que nada de ello se arregle. Sin embargo, soy el mejor ejemplo de adulto responsable que conozco. Atento a cada detalle, organizador nato, flexible pero firme una vez que ha tomado una decisión, siempre aguantando sus hostias y las de todos los que están bajo su cargo, capaz de renunciar a su propio bienestar con tal de cumplir con sus responsabilidades, capaz de llevar adelante cualquier situación y de ser el más cuerdo cuando todos gritan locura.

¿Puedo derrumbarme ya, por favor?

Hoy me siento... x
Hoy suena a... Nirvana - Where did you sleep last night?

martes, octubre 05, 2004

¿Mesentiende?

Si es que no me sé explicar. Intento ser sútil y me vuelvo críptico, intento ser directo y me vuelvo insultivo. No me doy cuenta, me caliento o me enfrío demasiado y... zas, alguien llorando o con ganas de abrirme la cabeza. Un día de estos alquilaré el Santiago Bernabeu para reunir a unas cuantos cientos de personas y explicar todo lo que tengo que explicar.

Le explicaré todo a todo el mundo, con calma y gráficos si se tercia. A una que cuando la mandé a la mierda sólo quería decir que bajase la voz. A aquel del fondo norte que cuando le dije que con un gramo para todas las fiestas me sobraba quería decir que ni de coña me sobraba pero que había que tener algo de sesico. A esa otra que cuando dije que me daba lástima quería decir que me sentía conmovido, y que cuando dije que no sólo nunca habíamos sido pareja sino que ni siquiera habíamos sido amigos quería decir que apenas habíamos tenido contacto durante años. A ese que lo de hijo de puta no lo decía de manera literal. Al otro que con lo de que no tenía dinero quería decir que confiaba en el suyo. A la otra que cuando le dije que la quería ni siquiera sabía lo que quería decirle. A esa otra de allá bajo el marcador que cuando dije que no me acostaría con ella por todo el dinero del mundo, quería decir que estaba encoñado por otra pero que ya hablaríamos. Que cuando dije sí quería decir no, cuando dije par, impar, y cuando sol, sombra. Y que lo de contar hasta diez antes de hablar estaría bien si no fuese porque cuando digo diez quiero decir nueve.

Claro que digo yo que igual me saldría muy caro y mejor tengo algo más de cuidado con lo que hablo, ¿no?. Decidme al menos que no estoy solo, anda que mal de muchos es consuelo de tontos.

¡Y lo de tontos no va por nadie!

Hoy me siento...
Hoy suena a... Blur - Brothers and sisters

lunes, octubre 04, 2004

Absentismo laboral

Descubres algo nuevo de alguien que creías que conocías. Te confiesa una parte aterradora de su pasado pero compruebas que no puedes juzgarle. Comprendes que si lo hubieses sabido al iniciar la relación esta nunca habría comenzado, pero ya es tarde: ya es parte de tu vida. Ya no eres tú quien tiene que perdonarle o dejar de hacerlo.

Horas despues descubres que otro alguien no ha cambiado en lo más mínimo. Y te das cuenta de que si le hubieses apartado de tu lado, o al menos hubieses salido corriendo en su momento, ahora no te haría daño ni a tí ni a la gente a la que quieres. Y mientras repasas los clasificados por palabras maldiciendo que hasta el alquiler de un 40 metros en el barrio San José esté lejos de tus posibilidades maldices su nombre y decides nunca perdonarle.

Cuando a las cuatro de la mañana de un lunes apuras la jarra de calimocho sentado en la silla enrejada de la taberna, obviando el hecho de que tienes que levantarte dentro de tres horas y medio mareado no sólo por el alcohol sino por el death metal y el old school hardcore que atrona a tu alrededor, te preguntas si el primer alguien podrá convertirse algún día en el segundo. Y por qué el corazón apunta a la vez hacia dos lados diferentes.

Hoy me siento...
Hoy suena a... La Cabra Mecánica - En la soleada tarde de domingo en un parque de Moratalaz

domingo, octubre 03, 2004

Una entrada en domingo

Una de las preguntas que más se hace la gente sobre mí viene por mi mote: Biyu. Sí, si tú eres de esos que no me conoce en la vida real, debes saber que la gente me llama Biyu normalmente.

- Eh, Biyu, ¿te bajas al bar?
- Co, dile al Biyu que llame al Ele pa ver si viene.
- Hala, Biyu, maño que es pa hoy.
- Sí, el Biyu ha dicho que no tiene problemas pa quedar mañana.
- ¡Carloooooos, es Biyu, que te pongas al teléfono!
- Biyu: ¡estate quieto con las manicas, joder ya!

¿Cómo se lleva tener un apodo? Pues bien: así me ahorro tener que pensar nicks y similares. Además es un apodo que me encanta. Sí, me gusta mucho, para qué os voy a engañar. Es tierno, gracioso, corto, sonoro... como un nombre de gato. Además, aunque tiene cierta sonoridad oriental, suena casi igual que bijou ('joya' en francés) y be you ('sé tú' en inglés). Incluso puede sonar terrorífico pronunciado de la manera adecuada. Vamos, que me describe muy bien.

¿Cómo nació mi querido apodo? Debemos remontarnos al Anno Domine 1994, a las oscuras aulas del instituto que me vio crecer. Allí dos muchachos venidos de colegio de curas -PacoD y un servidor- traban conocimiento con tres elementos raperos de peligrosidad relativa: Parrasio, Bola y el ya conocido Karoline. Es el gran Karoline el que decide que es hora de que todos tengamos un apodo, como buenos macarrillas quinceañeros. Él ya tiene uno, pero los demás estamos desnudos. ¿Qué sería del Vaquilla (alegre bandolero) o el Lute (camina o revienta) sin sus apodos? ¡Nada, serían carne de página de sucesos y vale! ¡Es buena idea!, digo. Así de paso me evito que me saquen un apodo que no me guste, que estoy hasta los cojones de que se rían de mi voz afónica, añado en silencio. Obviamente, aún faltaban 10 años para que me descubrieran papilomas en la garganta y me operaran, devolviéndome una voz casi normal.

Evidentemente el proceso de adquisición de apodo no es así de sencillo... Todo comienza con Manolo Kabezabolo, cantautor punk zaragozano, que acaba de sacar el ya mítico disco Lla hera ora!. Evidentemente, la gracia de escribir con miles de faltas de ortografía se populariza entre nosotros. Raro es el cuaderno que no se llama kuhaderno dhe mathematycas. Mi odiado apellido se convierte en carpetas, cuadernos y paredes en Biyareal, mucho más digno que el original, dónde va a parar. Los amigos imitan la gracia y lo escriben de igual manera. Hes lo ke tyhene.

La siguiente etapa viene de manos de Chiquito de la Calzada, humorista poseído. Cobarde, nooooorl, ese fistro diodenar que nasio deppué de los doloreeer. ¡Al ataquer! Chiquito se encuentra en su etapa más alta. ¿Cómo pronunciaría Chiquito mi apellido manolokabezabolizado? Algo así como Biyarulll. Pues sí: gracias a Karoline, con Biyarul me quedo. Sucesivas destilaciones convierten a Biyarul en Biyul, y es Parrasio quien decide que es mucho más fácil decir BIYU. Yo digo: "Hey, me gusta; podeis llamarme Biyu". Y así hasta hoy. Mis colegas del instituto (es decir, el 80% de mis amigos) me siguen llamando Biyu, e incluso en la Universidad hay gente que me llama así. Y en Internet, pues ya sabeis...

Bueno, es un apodo bonito. ¡No voy a quejarme! Por mucho que me guste cómo suena David...

Entrada originalmente publicada en mi antiguo -y casposo- LiveJournal bajo el título "10 años sin nombre de pila", a 21 de abril de 2004, revisada y reeditada para que no digais que soy un vago

Hoy me siento...
Hoy suena a... The Beatles - The long and winding road

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